secutivas las bater�as y la flotilla de cailioneras del Callao, realizando
prodigios de valor, que a�n cuando no fueron coronados por el �xito,
causaron bastantes p�rdidas y grande asombro en el enemigo33. Desde
este momento empezó a establecerse una rivalidad sorda entre Brown
y Buchardo; pero debe decirse en su honor, que, aunque uno dec�a del
otro que deb�a ser colgado de una verga, en los momentos de peligro
obraban con decisión contra el enemigo com�n, haciendo honor a la
bandera que los cubr�a34. As�, divididos por el encono, aunque unidos
por el inter�s del corso y la decisión por la cansa americana, concerta-
ron un ataque sobre la ciudad de Guayaquil, a cuyo puerto se dirigie-
ron. All�, mientras el almirante Brown penetró atrevidamente a la r�a
32
(10 1/2) Relación de Abascal . Memoria para la llistoria de las armas
espa�o las en el Per� por Garc�a Camba-RevistaIndependiente ya citada.
-Memor�ndum de Brown.-Reconquista Espa�ola (de Ch�le) por los Amun�-
tegui, 1851, que es la relación m�s detallada.
33
Relación del Gobierno al marqu�s de la Concordia ( virrey Abascal ). -
Brown, Camba, l3arros Arana, ReL ms. de Chitty, etc.
34
Revista Independiente-Mernor�ndum, cte. Diario poste. rior de Buchardo.
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con un solo buque, bati�ndose con las bater�as de la ciudad, la guarni-
ción del Halcón efectuó un desembarco, apoder�ndose por asalto y a la
bayoneta de la fortaleza de la Punta de Piedras que guarda la entrada,
la que estaba artillada con 12 piezas de a 24 y 2835. El voluntario del
tercio de Patricios de Buenos Aires Carlos Mart�nez, natural de esta
ciudad, fue el primero que escaló la muralla, haci�ndose duevio de la
bandera que flotaba en lo alto de ella36. Malogrado el ataque por parte
de Brown, y tomado �ste prisionero con toda su tripulación, despu�s
de temerarias haza�as que rayan en lo novelesco, el capit�n Buchardo,
con el resto de la flotilla, consiguió rescatarlo, intentando un nuevo
ataque sobre la ciudad, al que se siguió un tratado que, restituyendo la
libertad al comodoro y dem�s prisioneros, dejó bien puesto el honor de
la bandera argentina con gran utilidad pecuniaria para los armadores
del corso.
Despu�s de este notable hecho de armas estalló abiertamente la
división entre Brown y Buchardo. Estos dos h�roes aventureros, que
no obstante juzgarse rec�procamente dignos de la horca, se admiraban
como guerreros, se apoyaban en el peligro y se auxiliaban en los con-
trastes, convinieron por fin en separarse de com�n acuerdo, reparti�n-
dose el bot�n del corso, que era una de las causas de la división. As� se
efectuó en una de las islas de Gal�pagos, tocando en suerte a Brown el
Halcón, que mandaba Buchardo, y a �ste la fragata Consecuencia,
apresada por �l al frente del Callao37.
Buchardo izó su bandera en la Consecuencia, y nombrando jefe
de armas de ella al capit�n Freire, se dirigió con sus antiguos volunta-
rios a Buenos Aires, a donde llegó a mediados de 1816.
35
Este es el n�mero y calibre que le asigna Rol en en su Citada defensa.
Lafaya en su informe dice: La fortaleza de Punta ledras, montada de 16 pie-
zas de grueso calibre. (MSS.
36
Oficio del coronel de los Tercios de Patricios, don Bias Jos Pico, recla-
mando la bandera como propiedad del cuerpo. (M. S. de 23 de enero de
1817.)
37
Obras ya citadas . -Menior�ndum. -Corr. de Chitty.
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Cambiado el nombre de Consecuencia en el de La Argentina, se
hizo su armador el doctor don Vicente Anastasio Echevarr�a, que, no
satisfecho con la actividad del foro y de la vida revolucionaria en que
era actor, quiso correr, por v�a de apoderado, como el bachiller Enciso
con Ojeda, las peligrosas aventuras de la mar, embarcando valiente-
mente en la fragata, con la bandera y los ca�ones de la Patria38, una
gran parte de su fortuna, y encomendando su honor y su guarda al
capit�n Buchardo, en quien su sagacidad adivinó un h�roe aventure-
ro39. Al finalizar el mes de junio de 1817 se hallaba La Argentina en
disposición de ir a establecer un crucero en los mares del Asia, donde
nunca hab�a flameado la bandera argentina. La fragata era de porte de
677 toneladas, ten�a sus dos bater�as, era de buen andar y de construc-
ción sólida, a propósito para una navegación de largo curso. Su ar-
mamento consist�a en 42 ca�ones de a 8 y 12, divididos en bater�a alta
y baja, de los cuales cuatro ca�ones montados en bodega, siendo dos
de �stos de desembarco40.
Montaban la fragata como 250 hombres, en gran parte argenti-
nos, aunque hab�a marinos de todas las nacionalidades de Europa y
Am�rica.
38
El art�culo 4 del decreto de 1816, sobre el corso, dec�a: Se proporcionar�n
de los almacenes del Estado los ca�ones, fusiles, pólvora, municiones, que [ Pobierz całość w formacie PDF ]
